El salario mínimo y su papel redistributivo
Históricamente, el salario mínimo ha jugado un papel fundamental en la economía. En donde las relaciones de producción son predominantemente jerárquicas, quienes poseen el capital tiene el control sobre los medios de producción y, por lo tanto, sobre los ingresos generados, en maximizar sus beneficios a través de la explotación de la fuerza de trabajo, mientras los trabajadores luchan por mejorar sus condiciones dentro de un sistema que los precariza.
El neoliberalismo desde su entrada con la apertura económica en los 80s, ha desregulado el rol del Estado en las dinámicas económicas, limitando su intervención al ámbito de la propiedad privada. Esto ha llevado a que las necesidades sociales y derechos humanos básicos, como el acceso a la salud, la educación y las condiciones laborales justas, queden relegadas en favor de la acumulación de capital.
El salario mínimo, es el valor necesario para la reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, lo que el trabajador necesita para sobrevivir y seguir siendo explotado. Sin embargo, en un contexto de alta desigualdad y precarización laboral, el salario mínimo se convierte en una herramienta de redistribución de la riqueza, limitada pero crucial para contrarrestar la tendencia del capital a concentrarse en pocas manos.
El incremento del salario mínimo en Colombia para 2025
En el caso de Colombia, la variación del salario mínimo en 2025, que implica un incremento nominal del 9.54% y real del 4.1%, es particularmente relevante en un país con alta desigualdad social y económica. Se evidencia en evolución histórica del salario mínimo real (el cual permite un análisis del salario valorando el real poder adquisitivo de trabajadores, es decir, permite ver si efectivamente la variación genera bienestar en la población o si se ve contrarrestado por el nivel de precios de la economía), que los incrementos de los dos últimos años han sido los más altos en términos reales en el país desde el 2000.

La inflación proyectada para 2025 rondará alrededor de 5.2% lo que significa que el incremento real en el salario mínimo en 2025 es del 4.1%. Es importante mencionar que este aumento no es suficiente para cerrar la brecha entre el salario y el costo real de vida, perpetuando la precarización laboral y marginando a amplios sectores de la sociedad.
Desde una perspectiva marxista, el salario mínimo, aunque es una herramienta redistributiva dentro del marco capitalista, no cambia las relaciones estructurales de explotación. El capital sigue concentrando la mayor parte de las ganancias generadas por la producción social, lo que agrava las desigualdades. Además, muchos trabajadores en Colombia, especialmente aquellos en el sector informal y rural, no se benefician directamente de estos aumentos, lo que refuerza la marginalización y precarización de vastos sectores de la población
La lucha sindical y la redistribución de la riqueza
La lucha por un salario digno ha sido una de las principales demandas de los sindicatos, quienes ven en el incremento del salario mínimo una conquista temporal en una lucha más amplia por mejorar las condiciones laborales. En Colombia, los sindicatos han sido actores clave en la defensa de los derechos de los trabajadores, aunque se enfrentan constantemente a represalias y a reformas que buscan debilitar su poder de negociación.
Conclusión
El incremento nominal del 9,54% del salario mínimo para 2025 en Colombia debe interpretarse como una pequeña victoria dentro de una lucha más amplia por la justicia económica y social. Si bien ofrece un respiro temporal a los trabajadores formales, no aborda las raíces de la desigualdad ni de la explotación inherentes al sistema capitalista. Solo mediante una transformación estructural de la economía, impulsada por la movilización de la clase trabajadora y los sindicatos, se podrán lograr mejoras sustanciales y sostenibles en las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras.